Sábado, 21/12/2024 | |||||||||||||||||||
Andalucia | Aragón | Asturias | Baleares | C. La Mancha | C. y León | Canarias | Cantabria | Cataluña | Ceuta | Extremadura | Galicia | La Rioja | Madrid | Melilla | Murcia | Navarra | País Vasco | Valencia |
Antonio Rivero, profesor de la Universidad Politécnica de Madrid
22/11/2022 Ortega y Gasset y el Deporte (I)
José Ortega y Gasset (Madrid, 9/5/1883-18/10/1955) fue un filósofo y arquetipo del intelectual del siglo XX. Estudioso y conocedor de su tiempo. A Ortega le importaba sobre todo el hombre y “su circunstancia”, el hombre en convivencia, el hombre en relación con los otros y con lo que le rodea. Esta fue su gran preocupación como pensador y el eje de su filosofía vitalista.
Durante la segunda década del siglo XX, la sociedad española modernizaba sus costumbres y sus hábitos. Junto a las novedades científicas y tecnológicas, también llegaron y se desarrollaron nuevas modas y hábitos culturales importados. Una de estas costumbres importadas con mayor aceptación popular fue el deporte. En los años veinte, sobre todo el fútbol, el boxeo y el ciclismo ya competían, en popularidad, con la tradicional pelota vasca y la castiza fiesta taurina. En un principio, el Ortega filósofo entendió el empuje que guiaba al deportista como el de un deseo noble e imparable, luego tras seguir su evolución durante más de una década fue reorientando sus reflexiones. En 1921, Ortega entendía el espíritu deportivo como una metáfora del deseo humano. El deportista da lo mejor a cambio de nada, hace deporte por el placer de hacerlo, porque quiere, da su esfuerzo sin buscar recompensa material alguna solo busca el éxito, la victoria, la admiración. Ortega entendía el espíritu deportivo como paradigma del estado anímico con que el hombre crea, avanza y progresa. En El Espectador, Paisaje utilitario, paisaje deportivo, 1921, escribía: “Si entendemos por trabajo el esfuerzo que la necesidad impone y la utilidad regula, yo sostengo que cuanto vale algo sobre la tierra no es obra del trabajo. Al contrario, ha nacido como espontánea eflorescencia del esfuerzo superfluo y desinteresado en que toda naturaleza pletórica suele buscar esparcimiento. La cultura no es hija del trabajo, sino del deporte. Bien sé que a la hora presente me hallo solo entre mis contemporáneos para afirmar que la forma superior de la existencia humana es el deporte. Algún día trataré de explicar por qué he llegado a esta convicción, mostrando cómo la marcha de la sociedad, junto con los nuevos descubrimientos de las ciencias, obligan a una reforma radical de las ideas en este punto y anuncian un viraje de la historia hacia un sentido deportivo y festival de la vida”. Antonio Rivero, profesor de la Universidad Politécnica de Madrid
Envia a un amigo
|
|