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Marcos Moreno Cuesta
07/04/2014 Los recreos deportivos
Uno de los recuerdos más claros y felices que tengo de mi infancia son los partidos, habitualmente de fútbol, que jugábamos durante los recreos en el colegio. Lo que en aquellos tiempos era simplemente un juego espontaneo, se ha mostrado imprescindible, o así lo considero, por el valor de la práctica y de la confección social en la actualidad.
Conocemos la innata predisposición, necesidad, afición del niño al juego. ¡Serían capaces de estar jugando todo el día! Y por lo tanto, parece obvio que es el canal por excelencia para conseguir objetivos, sobre todo aquellos tienen que ver con el movimiento. Sabemos que el deporte es una actividad integradora. Todos somos iguales cuando empieza el “hecho deportivo”. Teniendo en cuenta que la población inmigrante se ha convertido en un porcentaje importante de nuestra población, el deporte es claramente una herramienta para su integración. Pero la integración va más allá. Si todos somos diferentes, todos necesitamos integrarnos. ¿Y dónde están esos niños y jóvenes? En el colegio ¿Y en qué momento es más difícil y más efectiva la integración? Cuando la actividad escolar es menos organizada, en el recreo. El deporte es ejercicio físico (que nadie se me ponga purista) y que el ejercicio físico es salud (bien practicado) y que nuestros niños, teniendo en cuenta nuestro estilo de vida “deben” movimiento al cuerpo. Por lo tanto, sin entrar en la idoneidad del currículo, del número de horas de educación física o de los contenidos de ésta, es necesario “mover” a los alumnos, ya sea de manera más organizada o formal, es decir, en Educación Física o de manera más relajada, es decir, durante en el recreo. El deporte fomenta el trabajo en equipo, obliga al cumplimiento de normas. Por lo tanto, y por los motivos de siempre ¿Dónde es un buen espacio y/o tiempo para desarrollar y promocionar dichos valores? En el recreo. Y por terminar… después del “pupitre” ¿Qué necesita el cuerpo? ¡Movimiento! Y además de dárselo durante la hora de Educación física ¿Dónde? En el recreo. Éste es por lo tanto un espacio no formal para continuar con la educación de los niños y jóvenes con propuestas más o menos cerradas o dirigidas. Pero como siempre, el adulto es necesario para actuar de instigador o coordinador y juez. Así que, si eres padre o madre, pregunta a tu hijo que hace en el recreo. Si no se mueve “pínchale” para que lo haga y si lo hace anímale para que lo siga haciendo. En la actualidad son muchos los profesores de Educación Física que lo hacen, sin formar parte de sus labores profesionales, por convicción. Así que, como padre, gracias. “Sin mesa, sueño y recreo no hay cerebro”. Por si no lo sabíais. ¿Desaparecerán los recreos en el futuro colegio para convertirse en algo "dirigido"? Tal vez. Marcos Moreno Cuesta (www.masrendimiento.es)
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