El termalismo deportivo

Con la aparición del llamado “turismo de sol y playa”, los balnearios quedaron relegados a meros centros terapéuticos y curativos más orientados a las personas “mayores”. 

En las XVII Jornadas Canarias de Traumatología y Cirugía Ortopédica (2003), ya se habló sobre “Termalismo y Deporte” y algunos balnearios han puesto en marcha productos deportivos, diversificando el “negocio termal” sin que pierda su esencia basada en la salud, el reposo y la recreación. Se puede conceptualizar el “termalismo deportivo” como una oferta deportiva que se desarrolla en balnearios o en su entorno que conlleva alojamiento, dirigida a quienes buscan los beneficios de las aguas mineromedicinales y la tranquilidad del entorno, pero al mismo tiempo, demandan realizar alguna actividad física o deportiva. 

El turismo deportivo eclosiona en los 80, aunque en el marco de la VII Feria de Turismo de Barcelona (1934), ya se celebró el Primer Salón de Turismo y de los Deportes. Se puede señalar el termalismo deportivo como una categoría del turismo deportivo, distinguiendo un termalismo deportivo “social” (dirigido a un mercado ciudadano que, además del uso de las aguas termales, permite realizar una práctica deportiva saludable) y otro “de rendimiento” (dirigido a federaciones, clubes, selecciones, etc., para el entrenamiento, desarrollo de una competición o recuperación de lesiones deportivas). Se constata un crecimiento del termalismo con nuevos productos deportivos, además de prácticas físicas y deportivas en la naturaleza propia de centros termales situados en un entorno natural.