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José María Buceta, psicólogo deportivo (http://chemabuceta.blogspot.com.es/)
19/02/2019 ¿Compensación inconsciente?
Leo con mucha pena las declaraciones de algunos jugadores del Real Madrid denunciando que les han robado la final de la Copa del Rey de baloncesto; y con más pena todavía que el club amague con retirarse de la ACB por sentirse perjudicado y no haber recibido disculpas. Es muy triste en un club que presume de solera y que es un buque insignia del basket español.
También es muy triste que caiga en la trampa de la rabieta por haber perdido un partido que, a falta de 10 minutos, dominaba por 14 puntos. Está claro que la decisión final de los árbitros le perjudicó gravemente, pero puestos a buscar responsables, parece obvio que han tenido más peso los errores propios en ese último cuarto que ese único error arbitral tras consultar en el instant replay las imágenes de la jugada. Además, no se puede obviar que el error más grave de los árbitros tuvo lugar en una acción anterior, cuando no señalaron una clarísima falta de un jugador del Madrid que habría puesto el punto y final a favor del Barcelona. La pataleta de ahora, recordando además una decisión adversa del año anterior, pretende denunciar la intención de los árbitros de perjudicar al Madrid en beneficio del Barcelona (“un robo”), pero si fuera así, lo más fácil habría sido señalar esa inapelable falta previa que hasta el más fanático madridista vio. De haberlo hecho, nadie lo habría criticado. Por el contario, esa decisión favoreció al Madrid, dándole una opción de ganar que, de otra forma, no habría tenido. Tampoco se puede decir, como probablemente se habría insistido de haber perdido el Barcelona (en este caso, con más razón), que los árbitros quisieran beneficiar al Madrid, pues de haberlo hecho habrían ignorado la última acción y el Madrid habría ganado. Los hechos demuestran, por tanto, que no ha habido una intención deliberada de perjudicar o beneficiar a uno u otro equipo. El arbitraje, hasta esas dos últimas jugadas, fue bastante bueno: A la altura de un partido de esa trascendencia entre dos equipos de altísimo nivel que hasta llegó a la prórroga. Pero el deporte de alta competición es así: En una jugada puedes arruinar una actuación brillante; les sucede a los jugadores, a los entrenadores y también a los árbitros. Estos últimos, como los anteriores, son personas; y como tales, cometen errores. La diferencia es que los errores de los jugadores y los entrenadores son en perjuicio propio, mientras que los de los árbitros perjudican a otros, pero no por eso dejan de ser errores que acompañan al ser humano. Otra cosa es que, siendo inevitable que se produzcan errores, se tomen medidas para prevenirlos y minimizarlos. Y para eso, en primer lugar, es conveniente encontrar una explicación. Veamos algunas preguntas relevantes respecto a la primera jugada (la falta no señalada a favor del Barcelona): 1. ¿Estaban los árbitros físicamente bien preparados para, en una jugada tan rápida de campo a campo, al final del partido, poder juzgar sin verse afectados por el cansancio? 2. ¿Estaban los árbitros técnicamente preparados desde su conocimiento del baloncesto, para anticipar que en la situación de ese saque de fondo, la probabilidad de ese pase largo era muy alta y, por tanto, era conveniente situarse más cerca de la otra canasta o estar listos para reaccionar muy rápido? 3. ¿Estaban mentalmente bien preparados para controlar el exceso de activación que podría estar presente en un momento tan crítico de un partido tan trascendente? El exceso de activación provoca un estrechamiento de la atención y dificulta la toma de decisiones. Si no se controla adecuadamente, puede interferir en el rendimiento. 4. ¿Por qué no señaló la falta, tan evidente, ninguno de los tres árbitros? ¿Por respetar el espacio del compañero que supuestamente debería haberlo visto? ¿Por “el uno por el otro y la casa sin barrer” en un momento muy delicado? ¿Simplemente, ninguno lo vio desde la posición en que estaba? Se trata de árbitros internacionales de primer nivel, y me consta que se preparan físicamente, conocen bien el baloncesto y, mentalmente, aunque carecen de un entrenamiento específico consistente, suelen funcionar bien, pero aquí está otra de las claves del deporte de alto rendimiento: los deportistas, los entrenadores y los árbitros de élite suelen funcionar bien la mayor parte del tiempo, pero a veces, las circunstancias de la situación les superan, y eso interfiere negativamente en su rendimiento. Le pasa a los más grandes, y ayer pudo sucederle a estos árbitros. ¿Es suficiente la preparación y el apoyo que tienen? Es evidente que no basta con prepararse por su cuenta, por muy bien que lo hagan, sino que, como cualquier deportista de élite, necesitan el apoyo y el seguimiento de profesionales de alto nivel en todas las áreas: ¿Lo tienen en la ACB? Cometido el primer error, lo que es lamentable es que las normas no permitan revisar esa jugada en el instant replay. ¿Para qué está, entonces, si no se puede revisar una jugada tan decisiva? Habrá que confiar en que lo sucedido sirva para modificar este aspecto. En su ausencia, me gustaría saber qué ha pasado en ese último tiempo muerto a falta de cuatro segundos. Es muy probable que los árbitros tuvieran dudas respecto a la falta que no habían señalado y que había cambiado el partido por completo. La máxima arbitral de que el partido lo decidan los jugadores y no los árbitros estaba en entredicho. ¿Se sentían culpables? ¿Dudaban? ¿De qué hablaban? ¿Se preparaban para una jugada decisiva que, seguramente, sería muy difícil de arbitrar? ¿Qué harían los equipos? ¿Previeron los árbitros que lo más probable era que un jugador del Barcelona penetrase buscando la previsible falta? ¿Qué pasaba con el exceso de activación (nerviosismo) que seguramente estaría presente? ¿Qué pensamientos pasaban por sus cabezas? ¿Cómo se apoyaron entre ellos? En ese tiempo muerto los dos equipos prepararon estrategias que habrían ensayado infinidad de veces. ¿Qué estrategia prepararon los árbitros? ¿Tendrían preparado algo? En la jugada definitiva dio la impresión de que se pitaba algo confiando en que el instant replay daría una solución. ¿En qué condiciones psicológicas revisaron los árbitros esas imágenes? ¿Estaban nerviosos? ¿Pudieron analizar con la tranquilidad necesaria una jugada tan difícil y de tanta trascendencia en un partido tan importante? Es lógico que surgieran las dudas. Y en la duda, ¿la compensación? Me lo han preguntado varias veces. No creo que haya existido de forma consciente, pero inconscientemente es posible. Sobre todo en situaciones críticas, nuestra predisposición psicológica, que suele ser inconsciente o no del todo consciente, puede influir decisivamente en nuestra forma de ver las cosas y, a partir de ahí, en nuestras decisiones. La predisposición psicológica (inconsciente) de esos árbitros cuando salieron de ese tiempo muerto y, sobre todo, cuando acudieron a la mesa a visionar la jugada, es muy probable que apuntara en la dirección de encontrar razones para dar por buena una canasta que compensase el gravísimo y decisivo error de la jugada previa. Eso no quiere decir que lo hayan hecho aposta, deliberadamente; sino que podría existir ese sesgo mental que a todos nos puede influir en nuestra forma de ver y valorar las cosas. Se supone que a un árbitro, y menos aún de este nivel, no le debe influir un error en su juicio de jugadas posteriores, y habitualmente es así, pero en un momento tan estresante, sin hacerlo a propósito, es muy posible que haya sucedido eso. Un error humano; en este caso, al no poder controlar esa probable predisposición psicológica que ha podido provocar una “compensación inconsciente”. ¿Se podría haber evitado? Quizá no; pero habría sido mucho más probable con la preparación y el apoyo que corresponden a deportistas (los árbitros) a los que se exige tanto. Dicho todo esto, reitero que es impresentable que se diga que al Madrid le han robado el partido. No se puede obviar que perdió una ventaja considerable y que, poco antes de la jugada final, un error muy grave de los árbitros le dio la posibilidad de ganar cuando tenía el partido perdido. Los tres árbitros de esta final son muy buenos árbitros; pero son humanos; y lo que hay que hacer es proporcionarles los medios para que puedan hacer su trabajo con el menor número de errores. José María Buceta, psicólogo deportivo (http://chemabuceta.blogspot.com.es/)
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