Dra. María Teresa Barahona (http://mariateresabarahona.com/es/)
19/07/2016
Alimentación infantil saludable
Como se suele decir, “un buen comienzo, es un buen fin”, lo que aplicado a la alimentación significa que si acostumbramos a nuestros hijos desde pequeños a comer de todo y de forma saludable, serán adultos con buenos hábitos. Los primeros años de un niño son el momento perfecto para descubrir los colores, sabores y texturas de los alimentos. Propongo algunas ideas que pueden hacer más fácil y especial el momento comida: - Los niños aprenden, muy bien, por imitación. Si los adultos que conviven con el niño comen bien, es mucho más fácil que él también lo haga. No les tenemos que explicar que deberían tomar espinacas, por ejemplo, porque tienen mucho hierro, porque no lo entenderán. Tenemos que ofrecérselas de forma agradable y tomarlas nosotros y seguro que él, muchas o pocas, también las tomará.
- Mediante juegos, estimularles a que prueben nuevos alimentos. Seguramente no todos serán de su agrado, pero poco a poco irán aumentando la variedad de lo que comen. Cada vez que prueben un alimento, lo podrán escribir en su lista, elegirán un color y tomarán una fruta de esa tonalidad.
- Es muy importante la forma en la que se presentan los platos y se pone la mesa. A todos nos resulta más agradable ir a un restaurante donde todo es bonito que a una casa de comidas donde no nos ponen ni mantel.
- El comer tiene que ser un tiempo agradable, intentar charlar de temas que al niño le gusten, evitando discusiones o regañinas.
- Mantener horarios regulares, comer sentados, sin estímulos externos (TV, ordenador, play…) y dedicarle tiempo a la comida.
- Es importante, que participen, ocasionalmente, en la compra y en la cocina. De forma sencilla, irán creando una buena relación con la comida e irán aprendiendo a conocer nuevos alimentos. Decidir el plato que vamos a cocinar, hacer la lista de los ingredientes necesarios e ir al supermercado a comprarlos, eligiendo entre las múltiples variedades que encontramos y cocinarlo, puede ser una forma entretenida y muy válida de aprender a comer correctamente.
- No forzarles a que coman cosas que no les gustan, pero sí invitarles a probarlas. Muchas veces los niños dicen que no, porque el aspecto de un alimento no le atrae, pero una sola cucharada puede ser suficiente para hacerles cambiar de idea.
- Por último, recordar que la educación alimentaria, como el resto, es una carrera de fondo, no los 100 metros lisos, así que, con paciencia y mucho cariño, podremos enseñar a nuestro hijos a disfrutar de la comida y a llevar una alimentación saludable.
Dra. María Teresa Barahona (http://mariateresabarahona.com/es/)
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