Desconcierto y perspectivas

El deporte español puede y debe ser catalogado desde diversos puntos de vista. No es extraño que el CSD, el COE, el Ministerio de Sanidad, el de Hacienda, la FEMP, o “Marca España”, puedan tener distintas opiniones. Desde esa variedad de perspectivas, nos permitimos aportar nuestra particular visión como gestores del “hecho deportivo”.

Aunque antes, hemos de definir cuál es nuestro puesto de observación: la misión que nos ocupa es que la población activa aumente en España. Que nuestras cotas de sedentarismo disminuyan y  que, en consecuencia, se minimicen los efectos nocivos de la inactividad físico-deportiva.

El puesto de observación nos da, al menos,  una triple posibilidad de análisis: Progresiva transversalidad del fenómeno deporte, atomización del liderazgo político y reequilibrio de la influencia de lo público y lo privado.

Entendemos los tres aspectos  como independientes, pero al mismo tiempo con cierta ligazón e influencia. Salud, educación, cultura, economía, hacienda, industria, turismo, relaciones internacionales, cohesión social o empleo,  son aspectos que afectan y son afectados por el fenómeno deportivo. Pero las políticas de deporte de cada una de estas áreas de influencia apenas tienen coordinación, con lo que no existe una política deportiva en España, sino políticas deportivas independientes, sin liderazgo.

El binomio deporte-salud, o el de deporte-turismo, no son sólo relaciones naturales sobrevenidas por necesidades terapéuticas  o por tendencias de ocio,  conforman, además, un panorama de negocio de impresionante tamaño.

El deporte, transversalizado en la concepción clásica de las organizaciones administrativas de cualquier nivel, carente del liderazgo que ofrezca puntos de destino  convergentes, se asoma, sin embargo, a un panorama de enormes posibilidades de crecimiento: interesante momento para la gestión deportiva.

Luis Solar, presidente de la Federación de Asociaciones de Gestores del Deporte de España (FAGDE)