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Estudio realizado por la SEEDO

01/07/2021

La obesidad infantil se previene con la trasmisión de hábitos saludables

La obesidad infantil se previene con la trasmisión de hábitos saludables Un estudio realizado por la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO) asegura que la obesidad infantil, que afecta al 10% de los niños y adolescentes, se puede prevenir mediante la transmisión de hábitos saludables de padres a hijos. La alteración de la dieta y el sedentarismo son factores que contribuyeron el incremento de la obesidad en la pandemia.

El prestigioso doctor Antonio Escribano, especialista en Endocrinología, Nutrición y Medicina de la Educación Física y el Deporte, destaca que la imitación de ciertos hábitos poco saludables que podrían tener determinados padres por parte de sus hijos contribuye a incrementar el sobrepeso y la obesidad infantil, que afecta al 10% de los niños y niñas con edades comprendidas entre los 2 y los 17 años. Además, aunque en menor medida, la carga hereditaria también influye en el aumento de esta patología. 

Como señala Escribano, los problemas de peso se pueden solucionar con una alimentación saludable y la práctica regular de ejercicio en edades tempranas, pero es “más difícil erradicar ciertas actitudes y costumbres perjudiciales que se interiorizan desde muy pequeños y que se acaban trasladando a la edad adulta mediante ese factor de imitación”. Es el caso del sedentarismo, el consumo abusivo de determinados productos de gran valor calórico y el desequilibrio en la dieta, entre otras causas.

Este hecho refuerza la tendencia creciente en la prevalencia poblacional de sobrepeso y obesidad de los últimos 30 años, de acuerdo con una investigación publicada en la ‘Revista Española de Cardiología’ en la que se sostiene además que más del 80% de la población tendrá al menos sobrepeso en el año 2030.

El catedrático hace especial hincapié en la práctica deportiva y la alimentación equilibrada como pilares para la prevención de este problema de salud. Del mismo modo, los padres tienen un papel primordial a la hora de ayudar a los niños a establecer rutinas saludables, promoviendo una alimentación sana y equilibrada, limitando el uso de las pantallas, que se ha elevado durante el confinamiento, y fijando horarios para realizar determinadas comidas o actividades al aire libre.  

En el momento en que se hace ejercicio se produce un “aumento de la actividad muscular que provoca a su vez un incremento en el gasto energético del organismo con el que se queman más calorías, lo que permite un mayor margen en la ingesta de alimentos”, señala el experto en Nutrición, que aconseja, no obstante, seguir una alimentación adecuada a base de lácteos, legumbres, frutas, verduras y huir de productos excesivamente azucarados o que contengan cantidades altas de grasas trans. Por tanto, “hay que aprender a elegir los alimentos y cuantificar su consumo de forma correcta”. En cuanto a las actividades deportivas, recomienda practicar de forma continuada aquellas que presenten un componente aeróbico o que se jueguen por equipos, como el fútbol y el baloncesto.  

En este sentido, y teniendo en consideración las indicaciones de sociedades científicas como la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) y la Estrategia para la Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad (NAOS) del Ministerio de Sanidad, el especialista en Endocrinología y la Copa COVAP recomiendan ajustarse a las pirámides alimentarias para determinar la frecuencia de consumo de cada alimento, disminuyendo cantidades, comiendo despacio y manteniendo los horarios adecuados para controlar el sobrepeso y la obesidad sin recurrir a dietas estrictas. 

Estas pautas se enmarcan dentro de la campaña educativa de la Copa COVAP, centrada en la necesidad de cambiar los hábitos de alimentación poco saludables y de escaso ejercicio físico diario con objeto de reducir el índice de sobrepeso y obesidad infantil. Y es que el exceso de peso “lleva siendo mucho tiempo una de las grandes enfermedades del siglo XXI”, advierte Escribano, una realidad que puede derivar en discriminación en la etapa escolar y otras enfermedades como la diabetes, la hipertensión arterial, el hígado graso y trastornos del aparato locomotor en edades adultas. 

El sobrepeso y la obesidad se han acentuado durante el confinamiento, según un estudio de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO), y ha afectado especialmente a los más pequeños debido, entre otros aspectos, a la alteración e incremento de la ingesta de alimentos, el sedentarismo y una combinación de ausencia de deporte y aumento de las horas de consumo de pantallas digitales como ordenadores, móviles o videoconsolas.

“En muchas familias se ha producido durante la pandemia un proceso de experimentación de técnicas culinarias generalmente no muy saludables, es decir, se ha comido mucho más, sobre todo alimentos muy calóricos, y los niños han estado inmersos en ese contexto”, matiza el doctor. Además, subraya la permanencia en el hogar por el confinamiento con escasa o nula actividad física como un responsable más, sumado a otros como la accesibilidad a alimentos ricos en calorías, grasas y azúcares que aumentan el desequilibrio entre la ingesta dietética y gasto energético que contribuye al desarrollo de la obesidad infantil. 

Para consultar el estudio de SEEDO, pinche aquí.

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