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José Luis Gómez Calvo, consultor de seguridad

18/06/2024

París 2024 y las banlieues

París 2024 y las banlieues Los Juegos Olímpicos “París 2024” se han organizado con un doble objetivo. Por una parte, realizar la 33 edición de la mayor fiesta del deporte, con especial atención a la sostenibilidad y la protección del medio ambiente. Por otra, en base a la sostenibilidad, proyectar las instalaciones deportivas aprovechando en gran parte las existentes.

Al tiempo, se pretende poner de relieve los lugares más emblemáticos, sobre todo, de la capital francesa, y levantar las nuevas construcciones deportivas necesarias, en emplazamientos que ayudaran a la regeneración de algunas zonas degradas de la periferia de la capital del Sena.

Desde el inicio de los Juegos Olímpicos en 1896, las ciudades anfitrionas los han considerado como una oportunidad para proyectar al mundo una imagen específica de sí mismas, para abordar grandes proyectos de infraestructura, o para desarrollar rápidamente planes urbanísticos. Un ejemplo fueron en España los Juegos Olímpicos de Barcelona 92.

Barcelona experimentó una transformación urbanística que supuso un cambio importante a nivel social y económico para la ciudad, que comenzó en el año 1986 cuando le fue adjudicada la organización y celebración de los Juegos Olímpicos. El evento por excelencia del deporte a nivel mundial requería aplicar modificaciones urbanísticas a una escala muy amplia en toda la ciudad, que se llevaron a efecto.

Para la remodelación de la ciudad, se escogieron tres áreas principales: Montjuïc, Vall d’Hebron y Poblenou, que en aquellos momentos estaban en la periferia de la ciudad y vivían situaciones de marginación causadas por problemas de accesibilidad.

Sin embargo, París no solo necesita resolver un problema urbanístico, sino otro mucho mayor, como es la falta de integración de gran parte de la población inmigrante, que habita algunos de los suburbios (“banlieue”) de la capital francesa, y que entre otras cosas carece de buenos servicios y equipamientos públicos.

Parece claro que, en muchos casos, la integración de la población francesa proveniente del Magreb y el África subsahariana ha fallado. Es una dificultad de primera magnitud en un país donde el 30% de los habitantes están vinculados a la inmigración, ya sea en primera persona (10%) o a través de sus padres o abuelos (otro 10% en cada caso).

Esa población, particularmente la joven, se ve falta de futuro de vida y se siente sumida en unos barrios degradados a escasa distancia del Gran París lleno de lujo y glamour, al que ellos ven como un espejismo inaccesible.

La construcción de una llamativa construcción deportiva como es el Estadio de Francia en Saint-Denis, una zona de las más deprimidas del extrarradio de la capital francesa no ha hecho más que acentuar la visibilidad de esa diferencia social. Junto a un gran estadio en el que se celebran importantes eventos deportivos, los habitantes del barrio carecen de las suficientes instalaciones básicas para hacer deporte de base o de ocio, o para que los niños realicen sus clases de educación física de forma adecuada.

Esa situación de falta de atención ha quedado reflejada en las declaraciones del alcalde de Saint-Ouen, Karim Bouamrane, que recogió el periodista Marc Basset para el periódico El País en diciembre del año pasado:

“Cuando no hay empleo, cuando no hay esperanza, cuando no hay vivienda, cuando no hay servicios públicos de calidad, cuando no hay educación para los hijos…”

La respuesta de lo que queda es la realidad que se vive en algunas zonas, delincuencia y violencia, de lo que tuvieron una buena muestra los aficionados españoles que al igual que los ingleses se desplazaron a Paris el 28 de mayo de 2022, para ver la final de la Liga de Campeones de la UEFA 2021-2022 en el estadio de Francia, cuando  a la salida tras finalizar el encuentro con el fin de tomar sus vehículos aparcados o para tratar de acceder a los transportes públicos, se vieron agredidos por grupos de delincuentes para robarles los teléfonos móviles, el dinero u otros objetos de valor.

Ahora con motivo del los JJOO, al temor a la delincuencia y a la violencia manifestada con actos de protesta, se une también el temor al terrorismo islamista.

El riesgo a todas esas acciones, que sin duda afectarían al buen desarrollo de los Juegos y en consecuencia a la imagen-país de Francia ante el mundo entero, se puede resolver ocasionalmente con un gran despliegue de policía e incluso con unidades miliares de apoyo, pero el problema seguirá latente. 

Con la protección policial, solamente se habrá conseguido tratar de cerrar en falso un problema de fondo, y además con el riesgo latente de que en algún momento un “lobo solitario” adoctrinado por el radicalismo islamista, cometa un atentado como el apuñalamiento llevado a cabo en el centro de Paris el 2 de diciembre del año pasado al grito de “Allahu Akbar” (Dios es grande), por un individuo que en este caso había nacido en Neuilly-sur-Seine, una población acomodada en el oeste de París, pero que a pesar de ello se había radicalizado.

Mejorar las condiciones de vida de los suburbios de París, no va a erradicar por completo la violencia, la delincuencia e incluso el terrorismo, pero evitará que se expanda e incluso puede hacer que se reduzca.

Los Juegos Olímpicos de París van a dar la oportunidad de poner en práctica planes para hacer frente a la violencia, delincuencia y terrorismo, actuando para evitar que nuevos jóvenes sean captados por los grupos organizados, que aprovechándose de su descontento y de su falta de expectativas consiguen convertirlos en colaboradores suyos.

El deporte como forma de vida, como actividad para su formación física y moral, para la ocupación de su ocio, para encauzar su vitalidad es fundamental, pero eso solo, sin otras actuaciones complementarias para la mejora de sus vidas, sería totalmente insuficiente.

Por eso las inversiones en los Juegos Olímpicos, deben ir mas allá de llamativos estadios u otras instalaciones deportivas que una vez concluido el evento para el que fueron construidos terminan sin uso por que no son sostenibles, lo cual Francia quiere evitar en “París 2024”.

“París 2024” ha construido el Centro de Natación en Saint-Denis el mismo suburbio degradado en el que se encuentra el Estadio de Francia, y también la villa olímpica con el título de Pueblo de los Atletas con el propósito de que una vez concluido los Juegos queden como un legado de viviendas sociales. Pero ¿eso supone que van quedar atendidas todas las necesidades básicas de la población de la zona?

Además de instalaciones deportivas básicas, el alcalde de Saint-Ouen, Karim Bouamrane, con su declaración ha facilitado “la lista de necesidades” para salir de la marginación:

Empleo, vivienda, educación y servicios públicos de calidad, (sanidad, transportes, agua, electricidad, gas, equipamientos, limpieza, saneamientos y… seguridad)

Paris 2024, teme que la violencia, la delincuencia o el terrorismo, además de otros riesgos, puedan afectar al normal desarrollo de las pruebas olímpicas y paralímpicas, como ocurre con otros grandes eventos no solo en Francia sino también en otros países.

Las mafias de la droga, la delincuencia organizada, y el terrorismo internacional se sirven de captar jóvenes entre la población descontenta, para inducirles a cometer actos delictivos y de rebeldía como salida a su tensión y agresividad acumulada por la falta de esperanzas de un mundo mejor.

A veces se dice: “Pues que la rebeldía podrían encauzarla esforzándose en formarse o en trabajar”. Sí, siempre y cuando tengan posibilidades de formación o de trabajo y tengan acceso a poder cubrir sus necesidades básicas. 

Consideran que la sociedad es injusta con ellos y sienten rabia. Piensan que mientras se construyen grandes recintos deportivos con ayudas públicas económicas o de recalificación de uso, luego se utilizan para eventos multitudinarios de los que obtienen grandes beneficios sus organizadores, mientras ellos carecen de instalaciones básicas.

A este respecto es significativo lo que el periodista Marc Bassets recogió de las declaraciones de unos jóvenes de Seine Saint-Denis:

“Nosotros tenemos que hacer el doble esfuerzo que los demás para salir adelante. Es un poco una injusticia. Todo esto crea odio. Se guarda dentro. Después estalla”.

O lo que dijo otro durante la conversación: 

“Estoy cabreado, Así que rompo cosas”.

Es algo que pasa en Francia. Es algo que puede afectar al buen desarrollo de los Juegos Olímpicos “París 2024”, pero convendría preguntarse ¿tal vez pasa o podría pasar en otros lugares? 

Seguiremos hablando de “París 2024”.

José Luis Gómez Calvo, consultor de seguridad

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