Simeone y el recogepelotas

La cuestión es que alguien se lo planteó y que luego, en la rueda de prensa, Simeone no le dio al asunto mayor importancia; sin embargo, a un recogepelotas de tenis jamás se le habría pasado por la cabeza, ni nadie pensaría que un jugador o un entrenador de tenis pudieran haber dado tal orden. La cuestión es, como he dicho en otros artículos, que mucha gente de fútbol es capaz de casi todo con tal de ganar. Así, cuando los protagonistas son entrevistados, casi siempre dicen que lo importante es el resultado, pero jamás sienten vergüenza por ciertas formas de conseguirlo (fingiendo lesiones para perder tiempo o para provocar la expulsión de un rival, dejándose caer para que el árbitro pite un penalti a su favor, etc.). De hecho, el jugador atlético Saúl Ñíguez ha declarado sobre la acción del recogepelotas que “el fútbol es para listos y nosotros con la picardía también jugamos”. ¡Qué triste!

El fin justifica los medios. El honor no existe. El otro no merece respeto. Las reglas no merecen respeto. Los valores no merecen respeto. Por la misma regla de tres, ¿por qué no va a aprovechar su cargo un político para enriquecerse?; ¿por qué va a pagar un empresario multimillonario sueldos justos (a nivel ético, no solo de acuerdo a las leyes) a sus empleados (en España o donde sea) para que estos vivan dignamente?; ¿por qué van a dejar de incrementar sus beneficios las multinacionales a costa de que muchos países se consuman en la miseria?

El fútbol es, muchas veces, un reflejo de la peor cara humana. Y echo en falta críticas abiertas y contundentes por parte de los medios de comunicación, como faltan también ante otras conductas miserables que se están cargando el mundo y alejando a unos seres humanos de otros, enfrentándolos en vez de acercándolos.

Necesitamos luz. Necesitamos cambio. Necesitamos que cada cual ponga su granito de arena, su idea, su pequeño paso. Desde el fútbol y desde cualquier sector. O nos morimos moralmente.