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Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid
10/09/2019 Sistema nervioso y lesión deportiva
La práctica de la actividad física y deporte es un hábito que tiene un impacto en la salud muy positivo, dado que permite mejorar la salud cardiovascular, músculo-esquelética, metabólica e incluso la salud mental y cognitiva. Sin embargo, a pesar de sus beneficios para la salud, no está exenta de ciertos riesgos como la aparición de lesiones.
Estas lesiones aparecen, sobre todo, en aquellas actividades de índole competitiva, como los deportes y, especialmente en aquellos que impliquen una amplia variedad y de movimiento en todos los ejes y planos, destacando particularmente aquellos en los que existe contacto con otros oponentes. Dentro de este grupo, destacaríamos aquellos deportes, como el fútbol, rugby o baloncesto, en los cuales además del contacto con el oponente añadimos el elemento del balón, el cual supone una carga cognitiva adicional, debida al aumento de la atención sobre este elemento así como la necesidad de toma de decisiones rápidas (como decidir entre mantener la posición o defender al atacante, o bien decidir cuándo, cómo y a quien pasar un balón). ¿Por qué se produce la lesión? Las lesiones deportivas son generalmente de causa multifactorial y, rara vez pueden ser atribuidas a un único factor. Algunos factores relevantes pueden tener que ver con causas internas como la fatiga, el control del movimiento, la resistencia de los tejidos o el estado de forma, etc. Asimismo, existen otros factores que atienden a causas externas como el estado del terreno de juego, las condiciones climáticas, el material o el momento de la competición. Es importante tener en cuenta que un factor crítico en la aparición de lesiones tiene que ver con la carga de entrenamiento. Una carga de entrenamiento elevada, pero bien ajustada podría tener un efecto protector en la aparición de lesiones al permitir que los tejidos se adapten a las cargas impuestas y mejoren sus capacidades. Por otra parte, sin embargo un exceso o defecto de entrenamiento, podría suponer un estrés sucesivo para los tejidos, que no tendrían tiempo a recuperarse, o bien una carga insuficiente para producir las adaptaciones necesarias para la competición respectivamente, lo cual podría favorecer la aparición de la lesión. ¿Qué papel tiene el sistema nervioso cuando aparece una lesión? A veces, cuando pensamos en una lesión deportiva, como una rotura de ligamento cruzado anterior o una tendinopatía, tendemos a dar importancia a aquello que podemos comprender y evaluar de forma sencilla, lo que nos lleva a pensar exclusivamente en sistema musculo esquelético y la biomecánica. El sistema nervioso es la central de información de nuestro organismo, es quien regula todo lo que ocurre en nuestro cuerpo y eso incluye evidentemente el proceso lesional. Nuestro cuerpo posee receptores mecánicos localizados en diferentes tejidos, que envían información al sistema nervioso sobre el estado del tejido, su posición, el grado de tensión o compresión al que es sometido así como su movimiento. Desde el momento en el que se produce un esguince de tobillo o una rotura de ligamento cruzado anterior en la rodilla, algunos de estos receptores enviarán señales de peligro a nuestro sistema nervioso central, para alertarle del daño producido en el tejido, mientras que otros resultarán dañados en el proceso y dejarán de enviar información. Esta información de peligro será transmitida e interpretada por nuestro sistema nervioso, el cual desarrollará una respuesta cuya función será la de proteger la integridad del organismo. De esta manera, nuestro sistema nervioso puede contribuir al proceso inflamatorio liberando sustancias que favorezcan la regeneración, pero que al mismo tiempo hagan más sensibles a nuestros receptores, favoreciendo que, en condiciones normales, tengamos un aumento del dolor. De este modo, nuestro sistema se asegura de que protejamos ese segmento doloroso asegurando su recuperación. Otro mecanismo de protección frecuente consiste en que el cerebro y la médula espinal aumentan la actividad de las neuronas que inhiben el movimiento, lo que supondrá que algunos músculos que se ocupan de la estabilidad y el movimiento de la articulación queden parcialmente inhibidos. Esto significa que para conseguir una activación de dicho músculo, será necesario que llegue mucha más información procedente del sistema nervioso central de la que en condiciones normales sería necesaria para activar dicho músculo, lo quealteraría su función y, consecuentemente nos haría tomar conductas que consisten en evitar el movimiento. Estos cambios generados por el sistema nervioso, son necesarios para proteger el segmento lesionado y favorecer la recuperación. Sin embargo, en algunas ocasiones nuestro sistema se vuelve excesivamente sobreprotector y genera que este estado inhibitorio se perpetúe más allá del tiempo de reparación del tejido (o corrección quirúrgica). Cuando hablamos de lesiones ligamentosas, es frecuente que el dolor vaya disminuyendo a medida que el tejido vaya sanando, o que el implante quirúrgico (en caso de lesiones de ligamento cruzado anterior), se haya colocado. No obstante, la actividad inhibitoria de la corteza cerebral (Short IntracorticalInhibition) y la medula espinal (Inhibición Muscular Artrogénica), suele mantenerse durante años, incluso en personas que han realizado proceso de rehabilitación y readaptación. Existen diversos métodos para valorar la inhibición y excitabilidad del sistema nervioso, pero estos son costosos y de muy difícil acceso, por lo que su uso se limita a la investigación en neurociencia. A pesar de ello, el hecho de que no podamos objetivar estos cambios en el sistema nervioso, no significa que no se estén produciendo. Actualmente, no existen protocolos consensuados para el restablecimiento de la actividad normal previa a la lesión, sin embargo parece que existen algunas herramientas de fisioterapia que permitirían disminuir esta inhibición de la que hablamos, e incrementar la excitabilidad cortical de forma temporal, lo que podría permitir una mayor eficiencia del paciente durante los ejercicios de rehabilitación, que le permitirían optimizar ganancias en fuerza, control y aprendizaje motor. Algunas de estas herramientas se utilizan no solo en deportistas con lesiones articulares, sino en cualquier paciente que pudiera presentar una disminución de la excitabilidad de su sistema nervioso central y sea susceptible de recibir fisioterapia, como, personas con dolor crónico o pacientes neurológicos, entre otros. En cuanto a las herramientas utilizadas destacan: Corriente directa transcraneal, vibración muscular local, imaginería motora, técnicas de potenciación postactivación, ejercicio de resistencia de predominancia cardiovascular, ejercicio de fuerza, ejercicio con componentes de habilidad y control motor y el ejercicio con restricción de flujo sanguíneo. Todas ellas son también utilizadas por entrenadores y preparadores físicos en deportistas sanos con el objetivo de preparar o potenciar su sistema nervioso previo a una competición o un entrenamiento. Se podría concluir que el proceso lesional es parte normal de la práctica de actividad física y deporte, no debemos alarmarnos si sufrimos una lesión, pero debemos ponernos siempre en manos de profesionales cualificados para prevenirlas y tratarlas en caso de que ocurran. Cuando sucede una lesión debemos comprender que no solo el tejido o estructura lesionada se han visto afectados, sino que existe también una repercusión en el sistema nervioso que debe ser abordada para asegurar una recuperación completa y reducir las posibilidades de recidiva. Para asegurar una buena recuperación tras una lesión debemos ponernos en manos de profesionales sanitarios durante todas las fases de un proceso durante el cual el fisioterapeuta liderará (junto con otros profesionales), marcando las fases y pautas de progresión, desde el inicio de la lesión hasta la fase de readaptación y reincorporación a la actividad deportiva. Gonzalo Gil Lorente (Nº colegiado: 10372) Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid
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