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Estudio de la Escuela de Medicina Michael G. DeGroote
01/04/2016 La actividad física reduce el riesgo genético para desarrollar obesidad
Una investigación realizada por la Escuela de Medicina Michael G. DeGroote de la Universidad McMaster de Ontario (Canadá) concluye que la realización de actividad física reduce hasta en un 75% el efecto genético para desarrollar la obesidad.
Esta investigación ha durado tres años y ha analizado los datos de hasta 17.400 personas de seis grupos étnicos, provenientes de 17 países. La edad media de los participantes fue de 52,7 años. En cuanto a las nacionalidades, el 53,9% eran europeos, 18,9% latinos, el 15,8% surasiáticos, el 7,2% africanos, el 2,9% americanos y el 1,3% asiáticos del este. Se evaluó la asociación entre la conducta de actividad física y la obesidad con el uso de medidas básicas y precisas de actividad física. A su vez, el IMC se comparó con el índice de adiposidad corporal desarrollado de manera reciente. Los científicos observaron que la interacción entre 14 rasgos genéticos relacionados con la obesidad y el efecto del ejercicio disminuyeron el efecto genético de FTO de manera sustancial. Explicaron también que “en términos biológicos, la asociación es plausible: FTO es una demetilasa de ácido nucleico y la variación en el primer intrón del FTO está asociada con diferentes perfiles de metilación y variación en IMC. Debido a que la metilación del ADN es sensible a cambios ambientales como la actividad física y la dieta, se cree que hay una fuerte lógica biológica para identificar IGA con FTO”. Las conclusiones establecen que la actividad física puede cambiar la metilación y el patrón de la expresión mRNA (código genético), incluyendo el FTO, tanto en el tejido muscular como en el graso, resultados que podrían ayudar a las personas con genes de predisposición a la obesidad para que hagan algo al respecto. David Meyre, uno de los expertos que han participado en este trabajo, aseguró que “estos prometedores resultados nos alientan a investigar cómo factores de estilo de vida adicionales, como dieta, estrés y patrones de sueño, pueden tener impacto en la predisposición genética a la obesidad”.
Munideporte.com
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