México: Los ultraprocesados incrementaron la obesidad un 58%

La investigación, encabezada por Simón Barquera, director del Centro de Investigación en Nutrición y Salud (Cinys), del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), revela que la prevalencia de obesidad en adultos es de 37,1%, pero se eleva al 41% en las mujeres y cae al 33% en los hombres. Aunque esta tendencia comienza a revertirse, pues hay indicios de un incremento de obesidad y sobrepeso entre los varones.

Si bien el incremento de esta enfermedad se mantuvo al alza del año 2000 a 2012, a partir de 2016 y hasta 2023 no se observa un aumento significativo en su prevalencia. Los motivos de esta aparente desaceleración podrían ser, por un lado, las medidas de prevención del gobierno mexicano, que incluyen etiquetado de alimentos, regulación de venta de productos ultraprocesados en escuelas e impuestos a bebidas azucaradas, o, por otro, podría ser resultado de un efecto de equilibrio de saturación donde, después de cierta prevalencia de obesidad en una población, ya no se observan incrementos como en otras etapas.

El trabajo, en el que también participaron las investigadoras Lucía Hernández, Cecilia Oviedo-Solís y Sonia Rodríguez, señala que en los últimos 40 años la dieta mexicana ha pasado de incluir alimentos frescos y no procesados a productos ultraprocesados con alto contenido de azúcar, sal y grasa. Subrayan que en 2016 se estimó que el 23,1% de la energía total en la dieta de la población mexicana provenía de productos ultraprocesados, mientras que las bebidas azucaradas eran la principal fuente de consumo de azúcares añadidos.

Las bebidas energéticas industrializadas, que incluyen refrescos, jugos de frutas, yogur para beber, fermentados lácteos y bebidas alcohólicas, se han asociado con un rol explicativo en el aumento de peso y obesidad. Agregan que México es uno de los países con mayores consumos en el mundo, pues se estima que dos tercios del total de los azúcares agregados en la dieta provienen de las bebidas energéticas, lo que representa un 10% de la ingesta energética diaria.

Entre los hallazgos de la ENSAUT, se incluye que es más probable que las personas con obesidad estén ubicadas en el porcentaje más alto de consumo de estas bebidas que en el más bajo. Este consumo sigue siendo elevado a pesar de los esfuerzos de políticas públicas.