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26/09/2011 El sentido deportivo de la educación juvenil (IV)![]() Aunque la solidaridad y la justicia social son valores importantes en la vida de cualquier joven, cada día es más necesario contar con la magnanimidad como valor central. Decimos que un joven es generoso y magnánimo no cuando actúa calculadamente y se rige por el principio de la reciprocidad. La nobleza de la juventud emerge de su magnanimidad, de la capacidad que pueden tener para no limitarse a la reciprocidad, al cálculo de las acciones o la simple lógica de los derechos y las obligaciones. Para terminar estas claves de la educación juvenil, que hemos venido comentando en anteriores artículos, quiero recordar lo importante que es la alegría como elemento expresivo, comunicativo y formativo. No me refiero a las gracias de los adolescentes que provocan un reír desmedido. Me refiero a una disposición importante en el carácter que podemos llamar disposición para la alegría, para la apertura, para el despliegue del ánimo y para el afrontamiento positivo de la posibilidades que la vida nos va ofreciendo. Debe ser una disposición positiva para mantenerse abierto ante los bienes que se encuentra, que puede generar o que puede compartir. Es una disposición para el “bien-ser” más que para el “bien-estar”. Quizás, la alegría entendida como gracia vital sea una disposición para esperar la luz y para ser luz, recibir la luz, acoger la luz y para ser luz en la vida de otros. Convendría recordar aquí que llamamos alegre a una casa en la que hay luz, grandes ventanales y buena ventilación. De hecho, el propio Ortega y Gasset dice en unos de sus escritos juveniles: “Cuando no hay alegría el alma se retira a un rincón de nuestro cuerpo y hace de él su cubil. De cuando en cuando da un aullido lastimero y enseña los dientes a las cosas que pasan…”. Este alegato a favor de la alegría puede ser una buena forma de terminar este abanico de claves con que seguir navegando en la apasionante tarea de la educación juvenil, para poder llegar a buen puerto, que cada cual debería marcarse. Ahora bien, aunque no sean de utilidad para llegar al puerto deseado, espero que hayan sido útiles durante la navegación. O al menos para sortear las tormentas y navegar en aguas turbulentas. Juan Ángel Gato, Presidente del Coplef de Madrid
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