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Antonio Montalvo de Lamo, experto en deporte municipal y paralímpico
13/06/2017 El papel de los padres en el deporte![]() Vemos que, en muchas ocasiones, más de las deseadas, los padres de los deportistas en edades tempranas son considerados por pedagogos y educadores deportivos como un “mal necesario”, entendiendo por tal que los progenitores de estos deportistas causan más daños que beneficios en la tutela y seguimiento de sus hijos en la prácticade determinados deportes. Entre ellos destaca el Fútbol como deporte de masas, modalidad que por su difusión en medios de comunicación escritos y televisiones ejercen un mimetismo de conductas y comportamientos negativos no generalizado, pero sí muy extendido. Desgraciadamente, estos valores nocivos son causa y efecto de una competición mal planificada y peor adaptada a estas edades, conduce y arrastra estos contravalores que se agravan con la intervención de los propios padres que se erigen en protagonistas, perjudicando a sus hijos y haciéndoles un daño que solo se puede entender por egos mal entendidos, frustraciones deportivas o por otras causas de esta índole. En línea a lo expuesto, entiendo que los padres deben ejercer esa tarea de apoyo y acompañamiento de sus hijos en la práctica deportiva, para que afloren valores como el sacrificio, la solidaridad, la tolerancia, el esfuerzo…, y destaquen, y en su caso, borren todos los aspectos y virtudes negativas de las que he hablado anteriormente (agresividad, falta de respeto, intolerancia… etc). Para todo ello los padres se deberán erigir en modelo y ejemplo para que este tipo de apoyo sea el patrón a seguir. No será fácil revertir la actual situación, la tarea se deberá abordar desde la conjunción de todas las instituciones públicas, delegadas (federaciones) y privadas, junto a los padres, en la asunción de compromisos que deberán girar en torno, como decía anteriormente, al perfil de competición que se quiere, adaptada a edades y espacios con normativas que eliminen reproducir el esquema de las competiciones tradicionales de adultos. Debemos asegurar ambientes y entornos seguros y saludables y fundamentalmente garantizar y reforzar los objetivos propios para estas edades, físicos, educativos y sociales. En la definición de la competición y en el desarrollo de la misma será imprescindible el trabajo conjunto de las organizaciones deportivas con los padres de los deportistas menores, que fortalezcan las decisiones del entrenador, acepten el triunfo y la derrota como un lance más del juego, respeten al árbitro y aplaudan el juego limpio de su equipo y del contrario. De una vez por todas habrá que erradicar la violencia y fomentar el juego limpio y todo ello no se podrá hacer si desde los clubes y asociaciones deportivas, junto con el resto de agentes que intervienen en la práctica deportiva, no se respetan unos códigos que respondan a objetivos apropiados para estas edades y con la ayuda de los padres para que realmente estos jueguen el papel de apoyo al deporte que necesitan sus hijos. Antonio Montalvo de Lamo, experto en deporte municipal y paralímpico
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