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Estudio elaborado por la Universidad de Cambridge
06/06/2019 Los niños de zonas desfavorecidas realizan menos ejercicio energético![]() En los últimos años, la obesidad infantil se ha multiplicado por diez. Esta enfermedad se asocia en la infancia a una muerte temprana en la edad adulta, por lo que supone una prioridad de salud pública abordar este problema y prevenir el exceso de peso desde los primeros años de vida. La investigación, publicada en la revista 'BMJ Open', trató de analizar la relación entre la prevalencia de la obesidad y el nivel de actividad física vigorosa de los niños, con en el entorno en el que viven. Los datos indicaron que, en Reino Unido, a una edad de 11 años, los niños de familias desfavorecidas tienen tres veces más probabilidades de ser obesos que los niños más favorecidos. A su vez, existen importantes diferencias étnicas y raciales en los niveles de obesidad infantil, con tasas más altas de la enfermedad en ciertas minorías étnicas, incluyendo a los niños y niñas de origen africano, caribeño, pakistaní y bangladesí. La evidencia sugiere que la realización de una actividad de intensidad más intensa, como correr o nadar, reduce la grasa corporal en mayor medida que la actividad moderada. Las directrices internacionales dictaminan que es necesario que los niños participen en actividades de media y alta intensidad durante al menos 60 minutos por día. Rebecca Love (científica del Centro de Investigación de Dieta y Actividad de la Universidad de Cambridge) explica que "cuando observamos la actividad física general, no vemos diferencias claras entre los niños de distintos orígenes a pesar de las claras desigualdades en la obesidad. Para investigar más a fondo, observamos si la actividad física en general ocultaba desigualdades en la intensidad con la que se realiza esa actividad que pudiera explicar estos patrones". Los investigadores estudiaron datos de 5.200 niños de siete años, los cuales formaron parte del informe "Millennium Cohort Study", un trabajo que incluye a los niños nacidos en Reino Unido entre septiembre de 2000 y enero del 2002. Éstos recibieron acelerómetros para medir su actividad durante diez horas y tres días. Los hallazgos concluyeron que cuanto mayor es el nivel de educación de la madre y los ingresos del hogar, mayor es el tiempo que dedican los hijos a la realización de actividad de alta intensidad. Estas diferencias también fueron evidentes por la etnicidad, ya que los niños blancos británicos practican, en promedio, tres minutos más de ejercicio físico vigoroso diario en comparación con los niños de Pakistán o de Bangladesh. De igual manera, los niños procedentes de otros países en vías de desarrollo también acumularon 2,2 minutos menos. La autora principal del estudio, Esther van Sluijs, explica que "hay diferencias claras en la cantidad de actividad física vigorosa que realiza un niño en función de su origen socioeconómico y étnico. Aunque individualmente, estas diferencias son pequeñas, a nivel de la población es probable que marquen una diferencia. Los cambios para reducir las brechas existentes en la actividad de intensidad enérgica podrían ayudar a reducir las desigualdades existentes en los niveles de obesidad en los niños". Por su parte, Jean Adams (doctor de la Universidad de Cambridge) concluye que "los niños de diferentes orígenes pueden enfrentarse a una serie de barreras que les impiden participar en deportes u otros tipos de actividad física intensa. Por ello, necesitamos encontrar más formas de brindar oportunidades para que todos los niños participen en actividades vigorosas". Para acceder al estudio (en inglés), pinche aquí. Munideporte.com
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