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Estudio de la Universidad de Leipzig (Alemania)
07/12/2018 El entrenamiento de resistencia es el mejor contra el envejecimiento
Una investigación de la Universidad de Leipzig (Alemania) revela que el entrenamiento de resistencia es el más efectivo para ralentizar e, incluso, revertir el envejecimiento celular, por delante del entrenamiento de fuerza o de alta intensidad.
El trabajo ha sido publicado en la revista “European Heart Journal”. Demuestra que el ejercicio de resistencia, como correr, nadar, el esquí de fondo o montar en bicicleta, ayuda a envejecer mejor que el ejercicio de fuerza, como el entrenamiento con pesas. Los expertos, dirigidos por Ulrich Laufs (profesor de la Universidad de Leipzig), analizaron los efectos de tres tipos de ejercicio sobre la forma en que las células envejecen en el cuerpo humano: El entrenamiento de resistencia, el deintervalos de alta intensidad (HIIT) y el de fuerza. Para ello, tomaron una muestra de 266 voluntarios jóvenes sanos, pero previamente inactivos, y los asignaron al azar a seis meses de entrenamiento de resistencia (carrera continua), intervalos de alta intensidad (calentamiento, seguido de cuatro ejercicios de carrera de alta intensidad alternada con marcha más lenta, y luego un enfriamiento final de carrera más lenta), de fuerza (entrenamiento en circuito en ocho máquinas, entre ellas, una de extensión de la espalda, abdominales, máquina de “pulldown”, remo sentado, flexión y extensión de las piernas sentado, empuje de pecho sentado y empuje de pierna acostado) o a un estilo de vida sin cambios (el grupo de control). Los participantes realizaron tres sesiones de 45 minutos por semana. Solo 124 completaron el estudio. Los investigadores analizaron la longitud de los telómeros (secuencia de ADN repetitiva al final de cada cromosoma, que le cubre y evita que se deterioren sus extremos) y la actividad de la telomerasa (una de las proteínas de los telómeros que puede llegar a agregarles longitud y que contrarresta el proceso de acortamiento) en los glóbulos blancos de la sangre extraída de los voluntarios al inicio del estudio, y de dos a siete días después del último episodio de ejercicios de seis meses. El profesor Laufs explica que “el principal hallazgo es que, en comparación con el inicio del estudio y el grupo de control, los voluntarios que realizaron entrenamiento de resistencia y de alta intensidad, tuvieron aumentos en la actividad de la telomerasa y la longitud de los telómeros, que son importantes para el envejecimiento celular y la capacidad de regeneración y, así, para un envejecimiento saludable. Curiosamente, el entrenamiento de fuerza no ejerció estos efectos". La actividad de la telomerasa se incrementó de dos a tres veces y la longitud de los telómeros aumentó significativamente en los grupos de entrenamiento de resistencia y alta intensidad, en comparación con los grupos de fuerza y control. El experto afirmó que “hemos identificado un mecanismo mediante el cual el entrenamiento de resistencia, pero no el de fuerza, mejora el envejecimiento saludable. Puede ayudar a diseñar futuros estudios sobre este importante tema utilizando la longitud de los telómeros como indicador de la edad biológic en futuros estudios de intervención”. El doctor Christian Werner, de la Universidad de Saarland (Alemania) añade que “el estudio tiene varias implicaciones: Los datos respaldan las recomendaciones actuales de la Sociedad Europea de Cardiología de que el ejercicio de fuerza debe ser complementario al de resistencia en lugar de un sustituto. Identifican también la actividad de la telomerasa y la longitud del telómero como formas sensibles de medir a nivel celular los efectos de diferentes formas de ejercicio. El uso de estas medidas para guiar las recomendaciones de entrenamiento para individuos puede mejorar tanto la adherencia como la eficacia de los programas de entrenamiento en la prevención de enfermedades cardiovasculares”. Investigaciones anteriores han demostrado que telómeros más largos y una mayor actividad de la telomerasa se asocian con un envejecimiento saludable. Sin embargo, este es el primer estudio prospectivo, aleatorizado y controlado sobre los efectos de diferentes formas de ejercicio en estas dos mediciones del envejecimiento celular. Laufs subraya que “se recomienda ampliamente el ejercicio físico, sin embargo, los estudios prospectivos aleatorizados de entrenamiento controlado son muy raros porque requieren un gran esfuerzo y no hay fuentes de financiación de la industria. La cantidad de participantes en nuestra investigación puede parecer pequeña en comparación con la de los análisis de medicamentos. No obstante, según nuestro conocimiento, este es el estudio aleatorio más grande que compara modalidades de entrenamiento bien definidas con un grupo de control y con una duración prolongada de seis meses. Esperamos que nuestro proyecto estimule la confirmación y más estudios en este campo". Un posible mecanismo que podría explicar por qué la resistencia y el entrenamiento de alta intensidad podrían aumentar la longitud de los telómeros y la actividad de la telomerasa es que estos tipos de ejercicio afectan a los niveles de óxido nítrico en los vasos sanguíneos, contribuyendo a cambios en las células. Werner concluye que “desde una perspectiva evolutiva, la resistencia y el entrenamiento de alta intensidad pueden imitar el viaje ventajoso y el comportamiento de lucha o huida de nuestros antepasados mejor que el entrenamiento de fuerza”. Para acceder al estudio (en inglés), pinche aquí. Munideporte.com
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