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Estudio de la Universidad de Copenhague
23/07/2018 Realizar ejercicio es bueno incluso en zonas con el aire contaminado
Investigadores de Dinamarca, Alemania y España evaluaron los niveles de actividad física al aire libre y la exposición al dióxido de nitrógeno de 51.868 adultos durante más de 17 años. Los resultados revelaron que, incluso en áreas con niveles moderados o de alta de contaminación, la actividad física redujo el riesgo de un primer ataque cardíaco.
Nadine Kubesch (directora del estudio), explicó que “si se sabe que el ejercicio reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares, la contaminación puede aumentar el riesgo de las mismas, incluidos ataques cardíacos, asma y enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Actualmente hay pocos datos sobre si la mala calidad del aire cancela la beneficios protectores de la actividad física en la prevención de enfermedades cardiovasculares”. Para comprobar cómo afectaba la contaminación, se midieron los niveles de actividad física al aire libre (correr, ciclismo, andar y jardinería) y la exposición al contaminante generado por el tráfico (dióxido de nitrógeno NO2), en adultos de entre 50 y 65 años. Compararon actividades autoinformadas y factores de estilo de vida, como ataques al corazón. Durante los 17,7 años de estudio se produjeron 2.936 primeros ataques cardíacos y 324 ataques recurrentes. Para estimar la exposición promedio al dióxido de nitrógeno, los investigadores utilizaron los datos nacionales de monitoreo de la contaminación del tránsito para cada participante. Los resultados mostraron que, aunque los niveles más altos de NO2 se asociaron con más ataques cardíacos, el riesgo era menor entre las personas físicamente activas. El ejercicio moderado durante cuatro o más horas por semana reducía el riesgo de ataque cardíaco recurrente en un 31%. Este porcentaje aumentó hasta el 58% cuando se combinaron los cuatro tipos de actividad física estudiados, independientemente de la calidad del aire. Aquellos que participan en deportes tuvieron una tasa 15% menor de ataques cardíacos iniciales y el ciclismo solo se asociaba con una reducción del 9%. Kubesch concluyó que “nuestro estudio muestra que la actividad física, incluso durante la exposición a la contaminación del aire, puede reducir el riesgo de ataque cardíaco. Incluso los niveles moderados de actividad física regular, como los desplazamientos activos, son lo suficientemente intensos para obtener estos beneficios de salud”. Para acceder al estudio (en inglés), pinche aquí. Munideporte.com
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