Caminar por el bosque reduce la obesidad, el estrés y el insomnio

La investigación, denominada "Baños de bosque, una propuesta de salud", en la que ha colaborado el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), hace referencia al “Shinrin-yoku”, nombre que recibe esta práctica en japonés. Las inmersiones en el bosque pueden disminuir la presión arterial, la glucosa en sangre y las hormonas del estrés. Shinrin yoku se ha convertido en la medicina preventiva estándar en Japón, donde lamentablemente también tienen una palabra para la muerte por exceso de trabajo ("karoshi"). El antídoto, el baño de bosques, ha sido parte del programa nacional de salud de Japón desde 1982.

Desde DKV apuntan que "actualmente, se estima que entre uno y dos millones de japoneses practican baños de bosque cada año en alguno de los múltiples itinerarios forestales terapéuticos certificados por la Agencia Forestal de Japón. E incluso algunas empresas del país ofrecen sesiones a sus trabajadores como método para combatir los elevados niveles de estrés y competitividad a los que están sometidos".

Se trata de una propuesta inspirada en las tradiciones budistas y sintoístas y desarrollada inicialmente por el ministerio japonés de Agricultura, Silvicultura y Pesca. Consiste en visitar los espacios forestales y conectar con el entorno empleando todos los sentidos. Así, las sesiones de Shinrin-yoku proponen un paseo entre los árboles, sentándose, estirándose, observando sus diversos elementos naturales y disfrutando de sus silencios y sonidos, para aprovechar los resultados beneficiosos que los espacios verdes tienen para la salud física y mental de las personas.

El contacto con la naturaleza mejora la salud mental y física de las personas acostumbradas a un estilo de vida frenético. Salir de la ciudad y pasear en zonas verdes es necesario para mejorar los problemas de la vida adulta. El estudio descubrió que esta acción puede aumentar el sistema inmunológico al crecer la actividad de los glóbulos blancos, conocidos como células asesinas naturales, que nos ayudan a combatir bacterias y virus.

Los autores del estudio aseguran que "los espacios verdes disminuyen los niveles de estrés, ansiedad, insomnio y estado depresivo, a la vez que reducen la obesidad, la diabetes y la presión arterial, ayudan a prevenir determinadas enfermedades no transmisibles y mejoran el sistema inmunitario. Unos males que han aumentado en las últimas décadas, debido a la progresiva urbanización de la sociedad".

Marta Pahissa (responsable de Desarrollo y Gestión de Proyectos de Medio Ambiente de DKV Seguros y coautora de la publicación) explicó que "gran parte de los efectos que tienen los entornos naturales en nuestra salud todavía se tienen que puntualizar, pero no hay duda que los resultados obtenidos hasta el momento nos permiten posicionar el contacto con la naturaleza como una práctica terapéutica y preventiva tanto para enfermedades psíquicas como físicas".

Para acceder al estudio, pinche aquí.