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Estudio de la Universidad de Pensilvania (EEUU)
24/04/2017 El Yoga reduce los efectos de la radioterapia en cáncer de próstata
Un estudio de la Universidad de Pensilvania muestra que practicar yoga de forma regular puede resultar beneficioso para combatir los efectos secundarios de la radioterapia en el cáncer de próstata. Recomiendan dos clases semanales.
Los pacientes se sometieron a un tratamiento de radioterapia, con una duración de seis a nueve semanas, y la mitad fueron asignados al azar para participar en un curso de Yoga dos veces por semana, excluyendo a aquellos que ya practicaban estos ejercicios o quienes tenían un tumor en fase metastásica. Cada sesión duró unos 75 minutos. Comenzaba con cinco minutos de técnicas de respiración y concentración, cerrando cada clase con cinco minutos de "savasana", una posición común en esta disciplina. En cada sesión se combinaron sesiones sentados, de pie o agachados y se usaron apoyos en función de cada ejercicio o de las necesidades de cada paciente. Para evaluar su mejoría se tuvo en cuenta el nivel de fatiga, para lo que cada participante debió de cumplimentar un cuestionario de nueve preguntas en el que se evaluó la gravedad de su cansancio y cómo les condicionó en su día a día. El primer cuestionario lo realizaron entre dos y tres semanas antes de comenzar la radioterapia. Luego se llevó a cabo dos veces por semana mientras estaban en tratamiento y una semana después del último día de terapia o de la última clase. Neha Vapiwala, investigadora principal, reconoció que "antes de que comenzaran el tratamiento, los pacientes en ambos grupos estaban en el extremo inferior de la escala, lo que significa que tenían muy poco cansancio, pero a medida que avanzó el tratamiento se observó una mayor diferencia entre ambos grupos”. Las personas que practicaron Yoga afirmaron sufrir menos fatiga a medida que iban a más sesiones, mientras que los que no acudieron se sentían cada vez más cansados conforme avanzaba su tratamiento. La experta explicó que "los niveles de cansancio aumentan alrededor de la cuarta o quinta semana, pero eso no sucedió en el grupo de Yoga". Los investigadores evaluaron ambos grupos también en términos de su salud sexual, ya que hasta el 85% de los afectados por este tumor suele experimental algún tipo de disfunción mientras están con la radioterapia, a menudo por el uso recurrente de la terapia de privación de andrógenos. El trabajo utilizó un cuestionario que mide el índice internacional de la disfunción eréctil (IIEF), en el que las puntuaciones van de 0 a 25. Las mayores de 21 se consideran normales y las inferiores a 12 indican una disfunción que puede ir de moderada a grave. Los dos grupos comenzaron con puntuaciones de alrededor de 11 pero, mientras que los pacientes del grupo activo terminaron con una puntuación más elevada, en los que no practicaban esta actividad el problema se fue agravando a medida que avanzó el tratamiento. Vapiwala aseguró que "se sabe que el Yoga fortalece los músculos del suelo pélvico, que es una de las teorías que pueden explicar por qué este grupo no demostró puntuaciones más bajas, como se ve en el grupo control", lo que también podría explicar la mejoría observada en la función urinaria. El análisis encontró que, mientras el bienestar emocional de los dos grupos aumentó a medida que los pacientes fueron avanzando su tratamiento, el grupo de Yoga lo hizo más rápido que el de control. Munideporte.com
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