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Estudio realizado por la universidad de Harvard (EEUU)
20/08/2015 La hormona del ejercicio se halla también en la circulación sanguínea
Un estudio realizado por científicos de la Universidad de Harvard (EE.UU.) ha confirmado la presencia de la irisina, u hormona del ejercicio, en la circulación de la sangre y su aumento de nivel durante la actividad física. Esta adrenalina fue descubierta en el año 2012. El nuevo hallazgo se ha publicado en la revista Cell Metabolism.
En el 2012 la revista Nature publicó el descubrimiento de la irisina, la hormona del ejercicio. Se comprobó en un estudio con ratones que, cuando los niveles de irisina se incrementaban en los roedores, la sangre y el metabolismo en general, mejoraban. Pocos años después se confirmó que este polipéptido no era una hormona, que no existía en los seres humanos. Pero ahora, un estudio llevado a cabo por científicos de la Universidad de Harvard (EE.UU.) y publicados en la revista Cell Metabolism, ha confirmado la presencia de irisina en la circulación de la sangre y que sus niveles aumentan durante el ejercicio. Según la revista Muy Interesante, los científicos demostraron mediante técnicas de espectrometría de masas cuantitativa que la hormona utiliza una señal bastante rara (ATA) para iniciar su producción, en vez de la habitual (ATG). El uso de este codón de inicio (triplete de nucleótidos) en el código genético había llevado a algunos investigadores a pensar que esto no era sino un pseudogen sin ninguna función. Sin embargo, los autores han comprobado que la irisina humana es similar a la del ratón, estudiada anteriormente y que, a pesar de que circule a niveles muy bajos (en nanogramos) por la sangre, es comparable a hormonas biológicas tan importantes como la insulina. Además, los científicos desarrollaron una técnica -no basada en anticuerpos- para medir con precisión la cantidad de irisina en el organismo, antes y después de la actividad física. El único inconveniente de esta tecnología es que es cara y requiere instrumentos muy específicos. Los datos son convincentes y demuestran claramente la existencia de irisina en la circulación sanguínea. Es importante destacar que los autores proporcionan un protocolo preciso y reproducible para medir irisina. Son necesarios más estudios para entender completamente cómo funciona la hormona en los seres humanos, específicamente cómo se relaciona con el tejido graso y el uso de energía. Munideporte.com
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