La Asociación Americana del Corazón ha realizado una declaración sobre la prescripción de ejercicio físico. Consideran fundamental recetar actividad física a quienes se recuperan de un ictus. Munideporte le ofrece el documento.
La autora principal de la declaración, Sandra A. Billinger, terapeuta física en el Centro Médico de la Universidad de Kansas (Estados Unidos), ha señalado que “hay una fuerte evidencia de que la actividad física y el ejercicio después del accidente cerebrovascular pueden mejorar la condición cardiovascular, la capacidad de caminar y la fuerza del brazo".
Sin embargo, lamenta que "muy pocos profesionales de la salud prescriben el ejercicio como una forma de terapia para el accidente cerebrovascular. Hay una gran brecha entre el momento en que los pacientes con ictus son dados de alta de la rehabilitación y la transición a programas de ejercicios comunitarios cuando van a casa. Muchos lo realizan por su cuenta”.
Según concluye esta declaración científica, publicada en “Stroke: Journal of the American Heart Association”, el ejercicio físico es un valioso componente aún infrautilizado en la atención posterior al accidente cerebrovascular. Por ello, se propone prescribir a los supervivientes la práctica de ejercicio tras comprobar que experimentan pérdida de acondicionamiento físico y pasan a llevar estilos de vida sedentarios, disminuyendo su capacidad para realizar actividades de la vida diaria y aumentando el riesgo de otro accidente cerebrovascular.
Las personas que sobreviven a un ictus deben superar varias barreras para realizar ejercicio, como la gravedad de su accidente cerebrovascular, la fatiga, la depresión, la falta de apoyo social, la asequibilidad y la motivación. Billinger aseguró que “estos pacientes pueden no saber cómo aprovechar las ventajas de los programas de ejercicio en sus comunidades, ser incapaces de conducir hasta un gimnasio o no sentirse cómodos realizando actividad física. Nosotros, como profesionales de la salud, tenemos que ayudar a los pacientes a desarrollar las habilidades y la confianza necesarias para comenzar y mantener un programa de ejercicios que incluya una parte aeróbica y un entrenamiento de fuerza como parte de su recuperación total”.
La recomendación general es que los supervivientes de ictus hagan ejercicio al menos tres días a la semana entre 20 y 60 minutos, dependiendo de su capacidad funcional individual. Muchos de ellos pueden tolerar mejor múltiples ejercicios de intensidad moderada de diez a 15 minutos, además de simples actividades que reconstruyan poco a poco la resistencia y la fuerza, como caminar o realizar tareas del hogar. Todo suma y genera beneficios para su salud.
La investigadora incidió en que “cualquier cosa es mejor que sentarse en el sofá". El accidente cerebrovascular es la cuarta causa principal de muerte en Estados Unidos y una de las principales causas de discapacidad a largo plazo. En 2030, se calcula que cerca de 11 millones de personas podrían padecer y superar un ictus.
Puede acceder a la declaración (en inglés) en la sección Documentación / Salud y Deporte / Actividad Física.
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